(Mc 1,14-20): Después que Juan fue entregado, marchó Jesús a Galilea; y proclamaba la Buena Nueva de Dios: «El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la Buena Nueva». Bordeando el mar de Galilea, vio a Simón y Andrés, el hermano de Simón, largando las redes en el mar, pues eran pescadores. Jesús les dijo: «Venid conmigo, y os haré llegar a ser pescadores de hombres». Al instante, dejando las redes, le siguieron. Caminando un poco más adelante, vio a Santiago, el de Zebedeo, y a su hermano Juan; estaban también en la barca arreglando las redes; y al instante los llamó. Y ellos, dejando a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros, se fueron tras Él”
José María Castillo en http://www.somosiglesiaandalucia.net
1. Este evangelio resume, en pocas palabras, lo que fue la vida de Jesús: 1) El sitio donde se desarrolló: la pobre y revolucionaria Galilea. 2) La tarea de Jesús: darle a la gente una “buena noticia”. 3) El contenido de esa noticia: que Dios va a reinar, es decir, “otro mundo es posible”. 4) Se ha cumplido el plazo para que eso sea verdad. 5) Para que eso sea así hay que cambiar de vida. 6) hay que creer que esto es así, o sea creer en esa “buena noticia”.
2. En el fondo, todo esto significa que Jesús estaba convencido de que este mundo no se arregla cuando cada cual se empeña en que los demás cambien, sino cada cual toma en serio la tarea de cambiase a sí mismo, para ser diferente y vivir en de forma que vaya por la vida dando siempre buena noticia, nunca amenazas, ni reproches, ni medias verdades, ni falsedades, ni palabras que hieren o duelen
3. A renglón seguido, el relato cuenta cómo un pequeño grupo de hombres lo dejaron todo y se pusieron a seguir a Jesús, se fueron con él, para vivir como él. Sólo cuando las “ideas” se convierten en “convicciones”, empezamos a hacer algo que puede cambiar el mundo. Hay “convicción” donde hay una “conducta” que está de acuerdo con esa convicción. El Evangelio como “idea” no cambia nada. El que no se quita del tabaco, no está convencido de que tiene que quitarse. El que no se relaciona con el dinero como dice Jesús (Mt 6, 19-34 par), no cree en el Evangelio.
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