(Lc 12,54-59): En aquel tiempo, Jesús decía a la gente: «Cuando veis una nube que se levanta en el occidente, al momento decís: ‘Va a llover’, y así sucede. Y cuando sopla el sur, decís: ‘Viene bochorno’, y así sucede. ¡Hipócritas! Sabéis explorar el aspecto de la tierra y del cielo, ¿cómo no exploráis, pues, este tiempo? ¿Por qué no juzgáis por vosotros mismos lo que es justo? Cuando vayas con tu adversario al magistrado, procura en el camino arreglarte con él, no sea que te arrastre ante el juez, y el juez te entregue al alguacil y el alguacil te meta en la cárcel. Te digo que no saldrás de allí hasta que no hayas pagado el último céntimo».
Explorar este tiempo, es la invitación que se nos hace. Descubrir los signos de los tiempos, era una de las máximas del conocido como Papa bueno, Juan XXIII, quien impulsó una renovación eclesial para dar respuesta a los tiempos que vivimos. Como aquello de “a vino nuevo, odres nuevos”.
Explorar el tiempo climático no es nada fácil hoy. Es cambiante cada día, en cada etapa. El otoño parece verano, y el invierno se prolonga dentro de la primavera. Los tiempos climáticos han cambiado. También los tiempos sociales, los tiempos políticos, los tiempos de costumbres. Nunca fue todo igual. Siempre ha habido modificaciones. Estar alerta a esos cambios para proceder de forma diferente, pero con el talante del amor, de la justicia, de la libertad, de la igualdad, de los valores del Nazareno que son los que no deben cambiar. Otra cosa es la forma de aplicarlos y cuando.
Otros comentaristas del evangelio de hoy nos recuerdan este hecho basado en lo que nos advierte el Vaticano II : El Concilio Vaticano II, en la Constitución Gaudium et Spes (n. 4), actualiza el Evangelio de hoy: «Pesa sobre la Iglesia el deber permanente de escrutar a fondo los signos de los tiempos e interpretarlos a la luz del Evangelio (…). Es necesario, por tanto, conocer y comprender el mundo en que vivimos y sus esperanzas, sus aspiraciones, su modo de ser, frecuentemente dramático».
Si Dios anduvo entre nosotros, hoy también sigue andando. En un reciente programa televisivo preguntaban a la gente acerca de si Dios estuviera hoy andando en nuestras calles sería de izquierdas o de derechas. Muchos decían que de derechas, algunos de izquierda, pocos que andaría en el corazón de todas las personas de buena voluntad. Estaría como estuvo en aquel entonces donde estén los valores del Reino de Dios, algunos de ellos son defendidos por la derecha, algunos por la izquierda, todos son valorados y defendidos por la gente que, más allá de las ideologías, ven en el próximo a un hermano, a otro yo.
“En una sociedad en vías de globalización, el bien común y el compromiso en su favor no pueden dejar de asumir las dimensiones de toda la familia humana, es decir, de la comunidad de los pueblos y naciones hasta el punto de poder dar forma de unidad y de paz a la ciudad de los hombres, y hacer de ella, en cierta manera, la prefiguración anticipada de la ciudad sin fronteras de Dios.” (Benedicto XVI)
|