Hoy es día de San Lorenzo. Fue quemado en la hoguera, tres días después de su obispo. Le pidieron llevara con él los tesoros de la Iglesia, y se presentó seguido de un grupo de pobres. Los verdaderos tesoros que los cristianos hemos de cultivar para que trabajando por ellos dejen de serlo, siguiendo aquello del Maestro: Lo que hagan por uno de éstos, por Mí lo están haciendo.
“Como dice la Escritura: el justo ha prodigado sus bienes: dio a los pobres y su justicia permanece eternamente”. Siempre hemos dicho y escuchado que de lo que se siembra se recoge. Las semillas de generosidad son las que prenderán un fuego que salte a la vida para siempre. Y de ello nos da ejemplo el hombre a quien hoy recordamos, como seguidor del Evangelio. No tuvo apego a su vida, e hizo del seguimiento del mensaje evangélico su vida y su tesón. Por eso ha sido honrado por Dios.
Nosotros muriendo a nosotros mismos daremos también fruto. Y morimos creando vida a nuestro lado, haciendo las cosas que tenemos que hacer cada día, no buscando excusas para demorarnos en nuestras tareas, sean las que fueren y del tipo que sea. Por eso dado que tenemos el privilegio de haber sido llamados y elegidos, no podemos quedarnos en los tropiezos que la vida nos pone delante, sino que hemos de saber levantarnos en todo momento. Sabiendo corregir el camino, rectificando no solo los errores personales sino también los de nuestra sociedad, proponiéndonos el cambio personal y el cambio social. Y siempre con los ojos levantados hacia el horizonte que es la altura mas cercana de donde nos viene la fuerza y como podemos elevar nuestro espíritu, dado que siempre vamos a seguir teniendo la oportunidad de hacer algo en la vida para que los pobres dejen de serlo, para que nuestra ayuda, colaboración en ello no falte. Como han hecho otros delante de nosotros, entre ellos Lorenzo, a quien hoy, 10 de agosto, recordamos
|