Jn 13,1-15): Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que había llegado su hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo. Durante la cena, cuando ya el diablo había puesto en el corazón a Judas Iscariote, hijo de Simón, el propósito de entregarle, sabiendo que el Padre le había puesto todo en sus manos y que había salido de Dios y a Dios volvía, se levanta de la mesa, se quita sus vestidos y, tomando una toalla, se la ciñó. Luego echa agua en un lebrillo y se puso a lavar los pies de los discípulos y a secárselos con la toalla con que estaba ceñido.
Llega a Simón Pedro; éste le dice: «Señor, ¿tú lavarme a mí los pies?». Jesús le respondió: «Lo que yo hago, tú no lo entiendes ahora: lo comprenderás más tarde». Le dice Pedro: «No me lavarás los pies jamás». Jesús le respondió: «Si no te lavo, no tienes parte conmigo». Le dice Simón Pedro: «Señor, no sólo los pies, sino hasta las manos y la cabeza». Jesús le dice: «El que se ha bañado, no necesita lavarse; está del todo limpio. Y vosotros estáis limpios, aunque no todos». Sabía quién le iba a entregar, y por eso dijo: «No estáis limpios todos».
Después que les lavó los pies, tomó sus vestidos, volvió a la mesa, y les dijo: «¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis “el Maestro” y “el Señor”, y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro, os he lavado los pies, vosotros también debéis lavaros los pies unos a otros. Porque os he dado ejemplo, para que también vosotros hagáis como yo he hecho con vosotros».
Jueves Santo
http://www.redescristianas.net/2009/04/07/9-de-abril-jueves-santojose-maria-castillo-teologo/
Jose María Castillo
1. Hay en este relato algo tan sencillo y ejemplar como incomprensible y escandaloso. Lo sencillo es el ejemplo de humildad, servicio y amor que Jesús dio a sus discípulos al lavarles los pies. Lo incomprensible y escandaloso es lo que se oculta detrás de ese servicio de amor. Y es capital entender esto último. Si esto no se entiende, todo el relato se queda en un gesto piadoso, un buen ejemplo, como tantos otros de tantas otras gentes. ¿De qué se trata?
2. Jesús le dice a Pedro: “Lo que yo hago, tú no lo entiendes ahora”. Y luego les dijo a todos: “¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros?”. Está claro que, a juicio de Jesús, lo que allí pasó resultaba difícil de entender. A Pedro no le cabía en su cabeza. Y era algo tan importante que Jesús le dijo: “Si no te lavo, no tienes nada que ver conmigo”. La cosa era tan seria, que allí se jugaba el ser o no ser de lo que Jesús quería.
3. Jesús afirma que él es “el Maestro y el Señor”, el que (según aquella cultura) tiene el control, el dominio sobre los demás, y la autoridad para decidir. El Señor designaba al dueño y señor de sirvientes y esclavos, al emperador y, en definitiva, a Dios. Pues bien, lo incomprensible y escandaloso es que Jesús, al hacer lo que hizo aquella noche, en realidad lo que dijo fue esto: “si el Señor se pone a vuestros pies, con esto quiero decir que por encima del hombre, ¡Ni Dios!. Porque Dios, en Jesús, se ha fundido con el ser humano. Cambia Dios, cambia la religión. El Dios de Jesús y la religión de Jesús es el servicio al ser humano, a todo lo humano.
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