Hoy que el texto evangélico diario nos recuerda que ( Jn 7,1-2.10.14.25-30): En aquel tiempo, Jesús estaba en Galilea, y no podía andar por Judea, porque los judíos buscaban matarle. Se acercaba la fiesta judía de las Tiendas. Después que sus hermanos subieron a la fiesta, entonces Él también subió no manifiestamente, sino de incógnito.
Mediada ya la fiesta, subió Jesús al Templo y se puso a enseñar…”, damos gracias a Dios, en vísperas de la Pascua, por el don de la palabra que nos ha dado, la Palabra con mayúscula que nos ha sido regalada y la otra palabra con la que podemos compartir con los demás nuestro ser interior.
POR EL DON DE LA PALABRA
Bendito seas Señor
por el don de la palabra que nos has dado.
Gracias a él podemos comunicarnos,
dialogar y participar,
preguntar y responder,
expresar nuestros sentimientos,
susurrar y gritar,
salir de nosotros,
abrirnos al mundo.
a los hermanos,
y a Ti.
Bendito seas, Señor,
por el don de la palabra que nos has dado
para que sabios y pensadores,
revelen nuevos caminos a todos;
para que poetas y cantantes
nos alegren con sus poemas y voces;
para que los más pobres y débiles
tengan siempre gratis voz
para expresar sus necesidades
y profetizar en tu nombre.
Bendito seas, Señor,
por el silencio que nos ofreces
para que podamos escuchar
el eco de las palabras que esperamos;
para que podamos tener tiempo
de pensar y controlar nuestras ideas:
para que podamos balbucir palabras llanas
que influyan y revelen tu misterio
Bendito seas, Señor,
por haberte hecho Palabra encarnada,
palabra que nosotros podemos concebir,
y asi poder conocer y saborear.
Bendito seas, Señor,
porque eres palabra entendible,
palabra de nuestra historia,
palabra viva,
palabra implicativa,
palabra de buena noticia,
siempre nueva y abierta.
Fl.Ulibarri
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