Buscando la luz
Reflexiones creyentes


Inicio
Enviar artículo

Acerca de
Suscríbete al blog

Categorías
General [4] Sindicar categoría
Comentarios al Evangelio [747] Sindicar categoría
Reflexiones creyentes [42] Sindicar categoría
Testimonios [6] Sindicar categoría
Textos [8] Sindicar categoría

Archivos
Mayo 2010 [5]
Abril 2010 [5]
Marzo 2010 [7]
Febrero 2010 [6]
Enero 2010 [16]
Diciembre 2009 [22]
Noviembre 2009 [19]
Octubre 2009 [19]
Septiembre 2009 [6]
Agosto 2009 [8]
Julio 2009 [4]
Junio 2009 [15]
Mayo 2009 [20]
Abril 2009 [25]
Marzo 2009 [24]
Febrero 2009 [22]
Enero 2009 [24]
Diciembre 2008 [27]
Noviembre 2008 [24]
Octubre 2008 [26]
Septiembre 2008 [17]
Agosto 2008 [24]
Julio 2008 [23]
Junio 2008 [30]
Mayo 2008 [30]
Abril 2008 [30]
Marzo 2008 [31]
Febrero 2008 [29]
Enero 2008 [31]
Diciembre 2007 [31]
Noviembre 2007 [29]
Octubre 2007 [31]
Septiembre 2007 [25]
Agosto 2007 [20]
Julio 2007 [30]
Junio 2007 [31]
Mayo 2007 [29]
Abril 2007 [12]

Sindicación (RSS)
Artículos
Comentarios

 


23 de Octubre, 2008


He venido a traer fuego

(Lc 12,49-53): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «He venido a prender fuego en el mundo, ¡y ojalá estuviera ya ardiendo! Tengo que pasar por un bautismo. ¡y qué angustia hasta que se cumpla! ¿Pensáis que he venido a traer al mundo paz? No, sino división. En adelante, una familia de cinco estará dividida: tres contra dos y dos contra tres; estarán divididos: el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra».

 

La expresión de Jesús –he venido a traer fuego- suena como a cambio, revulsión, enfoque diferente, purificación, ruptura con lo viejo, aparición de situaciones nuevas. Y en definitiva en eso consiste el anuncio que irá haciendo poco a poco del Reino de Dios: la instauración de un mundo otro. En una tarea que no será nada fácil, pues supone renunciar a lo más cómodo e interesado de uno mismo, y en ese sentido la ruptura y división que anuncia, en primer lugar consigo mismo.

 

Está fuertemente motivado para ello, por eso los deseos ardientes de que su tarea se cumpla. No le faltan actitudes y su espíritu es predominantemente activo. No espera a que las cosas vengan, sino que busca la forma de cambiarlas, de acelerarlas. Por eso enseña cosas diferentes, actúa de manera distinta a lo que la gente estaba acostumbrada.

 

Su paz encierra todo ello, lucha contra el mal, división con nuestros egoísmos personales. Es algo más que ausencia de guerra. Es la paz que se produce en nuestro interior y exterior cuando se lucha contra la injusticia, cuando no se claudica ante la propia conciencia. No es la paz de los que se sienten seguros con el poder o el dinero. Si algo es verdad es que Jesús fue un hombre pacífico, una persona de paz. Por eso no hay contradicción entre la “guerra” y la “paz” de la que habla hoy.

 

Su fuego, del que nos habla hoy, entraña un mensaje de radicalidad y de coherencia para sus seguidores. Algo así, mutatis mutandis, como “lo tomas o lo dejas”, lo cual no es otra cosa que ser serios con nuestra fe. También es normal que no todos entendamos sus palabras. Escandalizó a más de uno con su manera de proceder, y siguen haciéndolo sus seguidores fieles. Eso sí, más allá de ideologías, o con cualquier ideología, pero con el criterio de calidad que nos marca el Evangelio: la pasión por el otro, por la persona, por el que más sufre.

 

Por María Consuelo Mas y Armando Quintana - 23 de Octubre, 2008, 8:00, Categoría: Comentarios al Evangelio
Enlace Permanente | Referencias (0)




<<   Octubre 2008  >>
LMMiJVSD
    1 2 3 4 5
6 7 8 9 10 11 12
13 14 15 16 17 18 19
20 21 22 23 24 25 26
27 28 29 30 31   

Enlaces
eGrupos
ZoomBlog

Otros blogs
Para ser diferentes
Pequeñas semillitas
Restauración de lo alto
Testigos del Evangelio

 

Blog alojado en ZoomBlog.com