(Jn 1,47-51): En aquel tiempo, vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: «Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño». Le dice Natanael: «¿De qué me conoces?». Le respondió Jesús: «Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi». Le respondió Natanael: «Rabbí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel». Jesús le contestó: «¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores». Y le añadió: «En verdad, en verdad os digo: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre».
Día de arcángeles, de seres que nos guardan y nos tutelan. Día especialmente de Miguel, Arcángel, cuyo nombre llevan tantos y tantos amigos, hermanos y familiares nuestros. Cosas mayores verán, es el mensaje que hoy nos transmite Jesús. Algo más que unas adivinanzas, será lo que llegará a nosotros así como lo que ya ha llegado. Los ángeles irrumpen en nuestra vida creyente como sumidos en nuestras cosas cotidianas. De pequeños hemos escuchado a nuestras madres que nos hablaba del ángel de la guarda que nos cuidaba. Como seres que suben para recoger las gracias de lo Alto y que bajan para llenarnos de ellas. Un día, pues, de agradecimiento, de fe, de creer sin ver, sin demostraciones, dejados llevar por esa confesión ya innata de que El es el Hijo de Dios, el Rey de su pueblo, el que no nos miente, el que nos conduce a la verdad. Cosas mas grandes veremos, como las de millones de personas que intentan, con dificultades y caídas, seguir los pasos del Maestro sembrando algo de amor por donde quiera que pasan. Un amor que se traduce en comprensión, en escucha, en valoración, cosas tan necesarias en nuestra sociedad de hoy. De alguna manera, los creyentes estamos también llamados a ser ángeles en nuestra sociedad que subimos buscando la fuerza y bajamos repartiéndola.
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