El Evangelio de hoy nos vuelve a hablar, en parábolas, del comienzo de la del sembrador. Nunca se cansa de sembrar, hemos comentado recientemente, nuestro Dios. Para ayudarnos a pensar en ese texto conocido traemos hoy a colación unas reflexiones que aporta nuestra amiga y hermana Ninfa Duarte sobre EL TIEMPO DE DIOS, en un texto de Ignacio Larrañaga, el tiempo de su siembra que es cada día, nos recuerda:
...Frecuentemente, nosotros vivimos tratando de
retener aquello que se nos escapa, deseando aquello
que nos falta y echando de menos lo que no tenemos.
Vivimos en un pasado que ya no existe
y en un porvenir que todavía no ha llegado,
lleno de inquietas nostalgias y engañosos espejismos,
olvidándonos
de que sólo el hoy y el ahora son
EL TIEMPO DE DIOS,
grávido de posibilidades...!
Vivamos el hoy tomados de las manos,
para no lamentar mañana…
(Ignacio Larrañaga)
Gracias, Ninfa
Gracias, Ninfa
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