(Jn 6,51-58): En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: «Yo soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo le voy a dar, es mi carne por la vida del mundo».
Discutían entre sí los judíos y decían: «¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?». Jesús les dijo: «En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le resucitaré el último día. Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí, y yo en él. Lo mismo que el Padre, que vive, me ha enviado y yo vivo por el Padre, también el que me coma vivirá por mí. Éste es el pan bajado del cielo; no como el que comieron vuestros padres, y murieron; el que coma este pan vivirá para siempre».
Palabras de Jesús centradas en el pan, y en el contexto de la multiplicación de los panes y los peces, como una forma de definirse y darse a entender a si mismo. Como una respuesta al hambre de la sociedad, a un hambre que no solamente es la material y que se soluciona saciando al estómago sino también, sin olvidar aquella, a un hambre de valores y de espiritualidad frente a la cual Jesús se ofrece como alternativa.
Y habla además, ante el escándalo de gente que le oye, de comer su carne y beber su sangre. Lo que conocemos como Eucaristía, que es la actualización diaria de la manifestación del amor de Dios a la humanidad. El pan es comido, se transforma en nuestro interior, se convierte en fuerza para el caminar y da vigor a nuestra flaqueza. Así también El para nosotros.
Pero un pan que es comido por todos, y en asamblea, sentados alrededor de la misma mesa, donde El acampa en medio de la comunidad, dándonos a entender que es alimento para la humanidad y no solo para una parte de la misma. Pues a través de la Eucaristía entramos también en comunión con los otros comensales, ya que se trata de una comida de hermanos. Por eso, el “partir el pan”. Al mismo tiempo que crea una unidad con Jesús, supone también la vivencia de la fraternidad y el compromiso de crecer en ella. En el pan y en el vino, elaborados con granos de trigo y de uvas, está el símbolo de la unidad en la comunidad formada por todo el género humano.
Por eso un día como hoy desde hace muchísimo tiempo los cristianos desbordan de alegría llenando de colorido las calles con las famosas alfombras del Corpus, que a lo largo de la historia ha mantenido su tradición descuidando si acaso su espíritu. Pero por eso también en un día como hoy las iglesias locales celebran el Día de Cáritas, y sus responsables y grupos de personas, nos recuerdan las necesidades de los demás, las carencias que aún están por cubrir. En este año han querido poner el acento en la igualdad de las personas, hombres y mujeres, a la hora de tener acceso a compartir el pan que es de todos. En una de nuestras iglesias locales, la de Canarias, los datos de la pobreza, nos ha puesto de manifiesto Cáritas para celebrar el Día del Corpus, se han agravado, como era de esperar, a causa de la crisis económica. No hay día en que no haya alguien que ha perdido su trabajo, porque las empresas están regulando la plantilla. 11.821 personas fueron atendidas por esta institución solamente en tres de las islas que forman el Archipiélago Canario. Y ha aumentado considerablemente el número de mujeres con cargas familiares, generalmente separadas y en paro. La organización nos ha contado también que el cuarenta y cinco por ciento de las familias isleñas llega mal a fin de mes. A los datos de las diferentes iglesias locales podemos tener acceso bien desde cada una de nuestras comunidades cristianas, bien desde los medios informáticos de Internet. Y es importante conocerlos un día como estos, para que celebrar el Corpus Christi no nos lleve solamente a un compromiso de intimidad personal con Jesucristo, que sería un falso compromiso, sino también al compromiso fraternal, sobre todo con los más necesitados.
En esta línea, en un día como este, no nos vendría mal leernos "Los pobres, los olvidados",carta del obispo de Bangassou (Centroáfrica) Juan José Aguirre publicada en El Diario de Córdoba http://www.diariocordoba.com/noticias/noticia.asp?pkid=405859
|