(Lc 11,14-23): En aquel tiempo, Jesús estaba expulsando un demonio que era mudo; sucedió que, cuando salió el demonio, rompió a hablar el mudo, y las gentes se admiraron. Pero algunos de ellos dijeron:«Por Beelzebul, Príncipe de los demonios, expulsa los demonios». Otros, para ponerle a prueba, le pedían una señal del cielo. Pero Él, conociendo sus pensamientos, les dijo: «Todo reino dividido contra sí mismo queda asolado, y casa contra casa, cae. Si, pues, también Satanás está dividido contra sí mismo, ¿cómo va a subsistir su reino?, porque decís que yo expulso los demonios por Beelzebul. Si yo expulso los demonios por Beelzebul, ¿por quién los expulsan vuestros hijos? Por eso, ellos serán vuestros jueces. Pero si por el dedo de Dios expulso yo los demonios, es que ha llegado a vosotros el Reino de Dios. Cuando uno fuerte y bien armado custodia su palacio, sus bienes están en seguro; pero si llega uno más fuerte que él y le vence, le quita las armas en las que estaba confiado y reparte sus despojos. El que no está conmigo, está contra mí, y el que no recoge conmigo, desparrama».
Hablar del demonio es hablar del mal. Hablar del mal hoy en nosotros y en nuestra sociedad no es hablar de un bicho con rabo y cuernos. Hablar del mal es hablar del dolor, del sufrimiento, de la pobreza, de la ignorancia, del racismo, de la guerra, de las envidias, de los egoísmos, de la desunión, de los insultos, de la violencia machista que en un solo día ha matado en España a cuatro personas y un largo etcétera que se cifra en la falta de amor y fraternidad. Jesús lucha contra ese mal. Y quien lucha contra el mal no lo hace por Beelzebul, como critican los fariseos. Quien lucha contra el mal no lo puede hacer insultando, con egoísmos o violencias. Sería lo más absurdo también.
Uno de los signos negativos que más se ve en nuestra sociedad hoy, igual también en las comunidades cristianas, en la propia Iglesia, es la desunión. Los españoles lo estamos viendo a flor de piel estos días con la campaña electoral, tanto a nivel político como eclesial. Comunicados de uno u otro signo salen a flor de piel. ¿Es mala la diversidad? Pensamos que no, lo malo es descalificarnos, insultarnos, pensar que quien está a favor de está en contra de. Solo cabe estar a favor de la paz y la fraternidad, y en contra de la guerra y de las divisiones fratricidas. Y cabe también que no las fomentemos. Sería una forma de expulsar demonios hoy en nuestra sociedad.
Preguntándonos siempre qué tipo de mal hemos de expulsar de dentro de nosotros para tener la fiabilidad necesaria en trabajar para la expulsión de otros males. Conocemos de sobra la lucha interior que hemos de mantener para que prevalezca el bien en nosotros mismos. Y Jesús viene a liberarnos de aquello que nos pueda deshumanizar, a fin de que en nosotros y en todas las personas resplandezca la dignidad humana, y la dignidad de ser hijos de Dios. Los demonios llamados soberbia, cobardía, envidias han de salir de nosotros y poco a poco de la sociedad que nos engloba, y que también sufre de esclavitud y de deshumanización, incluso en aquellas leyes que buscando nuestra mejor comodidad y bienestar, atropellan las vidas de otros pueblos y de muchos otros colectivos. Contra todo tipo de demonios, lucha Jesús. Contra todo tipo de demonios, nos llama hoy a luchar.
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