(Lc 21,34-36): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Guardaos de que no se hagan pesados vuestros corazones por el libertinaje, por la embriaguez y por las preocupaciones de la vida, y venga aquel Día de improviso sobre vosotros, como un lazo; porque vendrá sobre todos los que habitan toda la faz de la tierra. Estad en vela, pues, orando en todo tiempo para que tengáis fuerza y escapéis a todo lo que está para venir, y podáis estar en pie delante del Hijo del hombre».
Todos los mensajes evangélicos de este último tiempo del año litúrgico han estado cargados de la advertencia del Maestro sobre la necesidad de estar alertas y preparados para la tarea de hacer presente en todo momento el Reino y hacerlo trabajando, no pasivamente en postura de brazos cruzados como quien está a la espera, y hacerlo orando. Siempre con confianza y seguridad de que estaremos acompañados, y manteniendo la serenidad. Hoy, que acaba el Año Litúrgico, pues mañana comienza el Adviento, nos insiste en la misma idea resumiéndonos la actitud a mantener: Estén en vela, orando, con fuerza, y manteniéndonos de pie. Actitud de compromiso, de espera activa. Es verdad que hay vivir el momento presente, y con intensidad, pero sabiendo que así construimos el futuro. Sin agobiarnos, no podemos perderlo de vista.
Así que no podemos dormirnos, hemos de estar despiertos, que es lo mismo que decir vivir atentos, a lo que nos rodea , pues hay obstáculos a nuestro alrededor, y también a la venida del Señor. Sabemos que a El le gusta hacerse el encontradizo en nuestro camino y que además le encanta disfrazarse y quiere ser reconocido. Recordemos aquello de Mateo 25 ya conocido por todos: Cada vez que enseñaste, que vestiste, que… lo estaban haciendo conmigo. Otras veces viene en el dolor porque alguien se nos va o se ha ido, y el dolor de la separación sigue. O en incomprensiones, el desamor de los demás, la soledad, el descubrimiento de una ingratitud. Como también viene en el encuentro con una persona que te hace bien y con quien nos sentimos a gusto. En la noticia de los que moviéndose de su país para buscar una vida mejor mueren en el mar o llegan a nuestra tierra y necesitan la comprensión de los que lo acogemos. O viene en el pobre que conocemos y cuya pobreza material nos molesta, o en ese otro pobre, que abunda en cosas materiales, pero carece del cariño de los demás. O en la persona perseguida y acosada. O en tantas y tantas situaciones similares o diferentes. Sigue viniendo de muchos modos y maneras y gusta de ser reconocido. Por eso hay que estar despiertos y atentos.
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