
(Mt 18,1-5.10.12-14): En una ocasión, los discípulos preguntaron a Jesús: «¿Quién es, pues, el mayor en el Reino de los Cielos?». Él llamó a un niño, le puso en medio de ellos y dijo: «Yo os aseguro: si no cambiáis y os hacéis como los niños, no entraréis en el Reino de los Cielos. Así pues, quien se haga pequeño como este niño, ése es el mayor en el Reino de los Cielos. Y el que reciba a un niño como éste en mi nombre, a mí me recibe. Guardaos de menospreciar a uno de estos pequeños; porque yo os digo que sus ángeles, en los cielos, ven continuamente el rostro de mi Padre que está en los cielos. ¿Qué os parece? Si un hombre tiene cien ovejas y se le descarría una de ellas, ¿no dejará en los montes las noventa y nueve, para ir en busca de la descarriada? Y si llega a encontrarla, os digo de verdad que tiene más alegría por ella que por las noventa y nueve no descarriadas. De la misma manera, no es voluntad de vuestro Padre celestial que se pierda uno solo de estos pequeños».
Siguen con la matraquilla de siempre. Preocupados por cuál es el mayor, el primero, el más importante, el que más manda, el que más tiene. A pesar de que las respuestas de Jesús siempre han sido claras, vuelven a lo mismo. Como nosotros hoy, que en el fondo queremos aparentar más que los otros. Y las respuestas de Jesús siempre son sorprendentes, y cambian todos los esquemas y formas de pensar. Pone como ejemplo a un niño. Será más de todo quien se haga como este niño. Y viene a la mente un poema que hemos leído hace pocos días:
Sé que al cielo
Se le pide un deseo
Y todos quisieran
A el ir a dar
Pero solo volviendo
A ser niño en la vida
Se puede con el padre
Llegar a estar.
Hay un jardín
A lo largo del cielo
Rodeado de rosas
Cual bella al pasar
Y en su fondo se miran
Jugando los niños
Que en la tierra jamás
Pudiesen estar
Es un tesoro
Que Dios en los cielos
Que nadie en la vida
Lo puede tocar
Pero vive en nosotros
La viva esperanza
Pensando que un día
Nos pueda llamar
(Miguel Angel Eduardo Villena R.- aporte de Licy)
Y nos advierte que nos guardemos de menospreciar a uno de estos pequeños porque sus ángeles en el cielo ven siempre en ellos el rostro del Padre Celestial. Y también nos viene a la mente tantos y tantos menosprecios actuales, puestos de actualidad estos días pasados que en muchos sitios se ha celebrado el Día del niño: los niños esclavos, los niños que trabajan, los niños soldados, los niños que se venden, los niños torturados, los niños cambiados por mercancías, los niños que sufren, los niños que mueren de hambre, los niños maltratados incluso por sus propios padres, los niños matados por los suyos propios, etcétera… Menosprecios a la infancia que siguen siendo una dramática realidad en nuestro mundo, y que prueban la poca sensibilidad social también de los que dirigen y orquestan la realidad mundial que no siempre son los políticos de turno, aunque a ellos les toque su cuota de responsabilidad.
A pesar de todo ello, a pesar de esa predilección por los niños y la invitación a que nos hagamos como ellos de corazón, todos y cada uno seguimos siendo importantes para Dios, pues en muchas ocasiones hemos pertenecido a esa una especial que se ha descarriado, y en ese momento lo importante era recuperarnos. Y la acción de Dios trabaja y sigue viva en todo instante. Todos también iguales en nuestro trato a los demás. No solo mis amigos y los que me quieren, sino todos y cada uno. Si hay alguna predilección debería ser por los más pequeños, los más pobres, los que más necesitan de los otros, los que no van a devolver nada porque nada tienen, los que son tratados injustamente por la sociedad de la que formamos parte.
P.D.: Estaremos ausentes de este espacio unos doce días. Es tiempo también para descansar, y eso lleva en ocasiones no tener a mano un ordenador ni conexión a Internet. María Consuelo tiene esa posibilidad en el lugar donde está intentando descansar en el verano aunque solo en tiempos parciales, pero Armando va a estar en la montaña o a la orilla del mar, disfrutando de ambas cosas como los niños, para cargar las pilas y volver al trabajo normal de cada día. Así que nos despedimos hasta los últimos días del Agosto de este año, si Dios quiere.
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