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29 de Mayo, 2007


Nadando contra corriente

 

Mc 10,28-31:   En aquel tiempo, Pedro se puso a decir a Jesús: «Ya lo ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido». Jesús dijo: «Yo os aseguro: nadie que haya dejado casa, hermanos, hermanas, madre, padre, hijos o hacienda por mí y por el Evangelio, quedará sin recibir el ciento por uno: ahora en el presente, casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y hacienda, con persecuciones; y en el mundo venidero, vida eterna. Pero muchos primeros serán últimos y los últimos, primeros».

 

 

Los esquemas y el estilo de Jesús siempre son diferentes a los del ambiente que nos rodea, al de aquel tiempo y al de éste. Por eso es a veces tan difícil de entender y se nos hace difícil seguirle. Porque, siendo hijos del ambiente, nos dejamos llevar por lo que es más fácil y cómodo: seguir la corriente. En el caso de ser creyentes con frecuencia es nadar contra corriente. Es dejar todo. No entendemos esto al pie de la letra. Necesitamos una familia y una casa que nos cobije. Pero de lo que se trata es que lo más importante sean los criterios y el estilo de Jesús, con dificultades sí –por eso lo de persecuciones-, pero con ventajas también –el ciento por uno-.

 

Eso sí, sin privilegios y sin honores. Siendo los últimos, no porque nos lo propongamos sino como estilo de vida que no busca el aparentar y el ser más que los demás.

 

Pedro  que ha  presenciado  la  conversación  de  Jesús  con  el  hombre rico  que  se  fue  triste, es consciente de que  no  es  rico,  ni  lo  son  los  sus compañeros,   pero han  dejado  lo  que  tenían  y  han  seguido  al  Maestro.   Por eso, pregunta. Las  palabras  de  Pedro,  que  brotan  de  la  confianza  e  intimidad  que   tiene con  Jesús,   exigen  la  respuesta  del  Señor.  Y  El  le  dice  que  todo  el  que deja  algo   por  su  causa, recibe   cien   veces  más,  aquí  mismo  en  la  tierra  y sobre  todo  en  "el  mundo  venidero  recibirá  la  vida  eterna “, una vida que por ser eterna ya ha comenzado.

 

Cada uno de nosotros  tenemos  ideas,  fuerzas  físicas,  valores  humanos,   tiempo, iniciativas y  si  eso  lo  damos  por   su  causa,   al   servicio  de  los  demás, y  lo  damos  sin  regateos,  con generosidad, sabiendo  que  es  poco como  las  redes de  esos   pescadores, pero lo que tenemos, El  no  nos  pide  más. Eso sí, como hemos comentado ya, no estaremos exentos de dificultades. El mismo nos lo advierte.

Por María Consuelo Mas y Armando Quintana - 29 de Mayo, 2007, 10:14, Categoría: Comentarios al Evangelio
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