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Sin hambre y sin sed

 

Juan 6,30-35.

Y volvieron a preguntarle: "¿Qué signos haces para que veamos y creamos en ti? ¿Qué obra realizas?
Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como dice la Escritura: Les dio de comer el pan bajado del cielo".
Jesús respondió: "Les aseguro que no es Moisés el que les dio el pan del cielo; mi Padre les da el verdadero pan del cielo;
porque el pan de Dios es el que desciende del cielo y da Vida al mundo".
Ellos le dijeron: "Señor, danos siempre de ese pan".
Jesús les respondió: "Yo soy el pan de Vida. El que viene a mí jamás tendrá hambre; el que cree en mí jamás tendrá sed.

 

Señor, seguimos en las mismas. Desde antes de que vinieras a habitar con nosotros, ya estábamos acostumbrados a signos y milagros. Venía Moisés o algunos profetas posteriores, veíamos cosas extraordinarias y creíamos. Desde siempre tenemos esa mala costumbre, confundir evidencia con creencia. ¿Cuándo comprenderemos que son dos cosas diferentes?

 

Otra vez hoy volvemos a preguntarte sobre qué haces Tú para que nosotros podamos creer en Ti, mientras nos acordamos que nuestros padres comían maná del cielo.

 

Haznos tomar conciencia de la realidad, y los hechos son que hasta ahora, hasta que Tu llegaras, comíamos hoy para tener hambre mañana, pues siempre estábamos pendiente de señales. Haznos comprender que tu alimento y tu manjar es un pan bajado del cielo y que eres Tú mismo.

 

Abre nuestro corazón para aceptar la invitación que hoy nos haces: “El que viene a mí jamás tendrá hambre; el que cree en mí, jamás tendrá sed”. Déjanos entrar en la vida de tu Misterio, que es tu Eucaristía, tu sencillo símbolo del partir el pan, sin necesidad de pedirte obras portentosas. Ya nos das el milagro de la vida cada día, ya nos das el milagro de saber compartir, como Tú te has compartido con nosotros y lo sigues haciendo.

 

Gracias también, Señor, porque tu nos ofreces la posibilidad de llenar nuestro corazón, sin más hambre ni más sed y para siempre.

 

Y discúlpanos una vez más, porque aún diciéndote todo lo anterior, en el fondo seguimos con nuestras dudas, buscando algo que nos llene, en medio de nuestros vacíos de momentos o de días, sin caer en la cuenta que ya te tenemos a Ti.

 

Por María Consuelo Mas y Armando Quintana - 24 de Abril, 2007, 11:39, Categoría: Comentarios al Evangelio
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